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Antonio Cantudo: La fuerza tenía un nombre

CANTUDO: LA FUERZA TENÍA UN NOMBRE

El delantero salido del CD Tenerife acabaría haciendo carrera en el Sevilla y el Deportivo, tras convertirse en 1974 en el traspaso más caro realizado hasta entonces por el representativo.

BOTA HELIODORO / ACAN

El ímpetu y la fortaleza física cuajaron la mezcla adecuada para que Antonio Cantudo (Santa Cruz de Tenerife, 1951) se hiciera merecedor de una oportunidad entre los grandes del fútbol español. El salto adquirió un valor especial en plena apertura de fronteras para el jugador extranjero, a mitad de los setenta. El fútbol tinerfeño lo recuperó como entrenador.

CANTUDO: LA FUERZA TENÍA UN NOMBRE
CANTUDO: LA FUERZA TENÍA UN NOMBRE

La trayectoria futbolística de Cantudo estuvo marcada por un hecho singular: en julio de 1974 se convirtió en el fichaje más caro realizado por el Sevilla CF a lo largo de sus 69 años historia. Un total de 12 millones de pesetas [72.121 euros] pagó la entidad andaluza por hacerse con sus servicios, además de una ficha de un millón de pesetas [6.000 euros]. Se trataba de volver a Primera, tras dos campañas en Segunda, y el objetivo fue un hecho en la temporada de su estreno.

Con anterioridad, Cantudo estuvo cedido un año en el Talavera de la Reina y luego participó en 1971 en el ascenso del Tenerife a Segunda, después de tres temporadas en Tercera, y estuvo a punto de hacerlo también a Primera, en el curso 73-74. En esta última temporada marcó 11 goles (cuatro de ellos, en un mismo partido, contra el Dépor), cifra que llegó a superar dos años antes en el Talavera, de Tercera, donde jugó por obligaciones militares.

Su laborioso desempeño en Primera, cifrado en 55 actuaciones, no se vio correspondido con el éxito goleador esperado. No obstante, cabe reseñar que su primera diana fue contra la UD Las Palmas, en septiembre de 1975. Con posterioridad fue traspasado al Deportivo, donde cuajó una primera campaña notable, con 10 tantos en 36 partidos. Dos años después sufrió el descenso a Segunda B.

Desempeñó casi con absoluta exclusividad las tareas propias del delantero centro, igualmente conocidas como de ariete. Su fortaleza física para el salto y el desborde en los metros finales reforzaron su tarjeta de presentación de goleador.

Como sevillista coincidió en Segunda con el CD Tenerife, aunque sólo un año: a renglón seguido, el cuadro andaluz regresó a Primera, mientras que los isleños lucharon las dos temporadas siguientes por el ascenso, pero terminaron por bajar a Segunda B, cuando Cantudo ya estaba en La Coruña.

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