
Formado en la Politécnica de Timisoara, Sabou solicitó asilo político a su llegada a España en 1990, cuando se enroló en la plantilla del Real Madrid Castilla, donde coincidió con el luego tinerfeñista César Gómez. Tras dejar el filial merengue firmó por el CD Tenerife, pese a que el Dínamo de Bucarest lo había traspasado al Rayo Vallecano con un contrato que la Federación Española consideró nulo y lo dejó liberado para vincularse al representativo.
Sabou llegó a un CD Tenerife que tras salvar su sitio en la élite con la recordada victoria (0-1, Eduardo) en la vuelta de la promoción contra el RC Deportivo, había emprendido una renovación que trajo a la plantilla de Xabier Azkargorta a Agustín, Torrecilla, Julio Llorente, Bernal, Paqui y Toni, además de pescar sin coste al argentino Fernando Redondo, cuando por entonces nadie lo conocía en Europa.
Medio volante zurdo con despliegue ofensivo, sus prestaciones fueron de más a menos en un curso que solo se aclaró con el relevo que trajo al banquillo a Jorge Raúl Solari. Sabou había debutado en la segunda jornada en la visita a CA Osasuna (3-1), y fue alternando titularidades y suplencias en lo que el equipo no tomaba velocidad de crucero.
La llegada del Indio Solari con la segunda vuelta por delante no mejoró la situación de Sabou, que solo jugó seis encuentros más, el último en la 23ª fecha, ante el CA Atlético de Madrid en el Heliodoro Rodríguez López (0-0).
Aquel paso por la Isla se vio compensado en el quinquenio siguiente, cuando sumó 75 partidos (diez goles) y un ascenso a Primera División con el Real Racing Club (1993) y 85 (con ocho tantos) con el Real Sporting –de regreso a la élite–, donde pasó a la historia del gijonesismo marcando un gol icónico (ante 42 000 espectadores en El Molinón) en la promoción ante la UD Lleida, que ayudó a salvar la categoría en la campaña 94-95.
DEP