El mejor ‘diez’ blanquiazul de los años setenta marcó una época con un fútbol espléndido que luego le llevaría a jugar cuatro temporadas en la UD Las Palmas.
BOTA HELIODORO / ACAN
Imprevisible, genial y con una capacidad innata para hacer lo inimaginable con un balón, Jorge Fernández Armas (Santa Cruz de Tenerife, 26 de febrero de 1951) participó con su fútbol y diez goles del regreso blanquiazul a la Segunda División en 1971. Fue la primera de sus ocho temporadas como blanquiazul, en las que acumuló 221 partidos y 33 tantos, para dejar un recuerdo imborrable por la clase de su fútbol.
Formado en el Santo Domingo, el Toscal y el Victoria, tras su etapa en el CD Tenerife jugó cuatro campañas en la élite con la UD Las Palmas, con la que disputó la final de Copa del Rey de 1978 que los amarillos perderían (3-1) ante el Barcelona. Con los grancanarios también participó de una edición de la Copa de la UEFA. Y antes de retirarse tuvo tiempo de exhibirse en el Elche y en el mejor Güímar de todos los tiempos, y que eliminó de la Copa al propio Tenerife.
Juan Galarza y Luis Padilla dedican un capítulo de su libro “El CD Tenerife en 366 historias” a esta figura del balompié insular, deteniéndose en una final del Trofeo Teide que el propio protagonista resumió en una frase: “La verdad es que ese día me salió todo”. Fue el momento de una temprana consagración con solo 22 años.
Jorge jamás olvidará aquel domingo de agosto, cuando le hizo cuatro goles al Real Zaragoza, entonces equipo de Primera División, en la final del III Trofeo Teide. Y no fue a un Zaragoza cualquiera, ya que esa tarde alineó en Los Cuartos a Nieves, Violeta, García-Castany o Planas. Los blanquillos acabarían terceros en la Liga, sólo por detrás del Barça de Cruyff y del Atlético de Madrid, en un curso en el que el fútbol español celebró la reapertura de sus fronteras y la llegada de varios extranjeros de postín.
Pero aquel 19 de agosto de 1973, el Zaragoza sufrió la exhibición de un futbolista formidable. Con los uruguayos Kraus y Ferreira recién llegados, los insulares formaron con Domingo; Juan Miguel (Lesmes, 46’), Molina, Pepito; Roberto, Esteban (Eduardo, 73’); Caamaño (Ferreira, 66’), Medina (Kraus, 73’), Jorge, Cabrera y Gilberto II. 4-2 quedó aquella final y Jorge firmó todos los tantos tinerfeñistas.
Eso sí, tampoco era la primera vez que firmaba una exhibición realizadora. El curso anterior, por ejemplo, hizo tres tantos en todo el campeonato… y luego, en la eliminatoria de promoción ante el Ensidesa, marcó otros tres en el partido de ida (6-2) y dejó resuelto el compromiso.
Era lo que se dice un centrocampista de jerarquía, un ‘diez’ en toda su expresión, que dominaba el juego desde el círculo central y tenía mucha llegada, apoyada en una técnica exquisita. Jorge formó, con Medina de ‘ocho’, la mejor pareja de medios del CD Tenerife de la década de los setenta.