El futbolista palmero defendió la portería del CD Tenerife durante más de una década y fue protagonista de los históricos ascensos de 1953, a Segunda División, y 1961, a la máxima categoría.
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Andrés Gómez Rodríguez, Cuco, (Los Llanos de Aridane, 1926-Santa Cruz de Tenerife, 2011) ha sido uno de los porteros más carismáticos en la historia del CD Tenerife. Considerado por muchos como el relevo de los míticos Emilio Baudet y Gilberto Cayol, ocupó durante la década de los 50 y principios de los 60 un lugar de honor en el corazón del tinerfeñismo.
Después de formarse en varios equipos palmeros (Canarias, Aceró, Los Llanos…) y tras una temporada en el Toledo, Cuco llegó al Tenerife en la campaña 50-51. Sin haber conseguido el ansiado salto a las categorías nacionales, el club deseaba el ascenso con urgencia. Después de varios intentos fallidos, el objetivo de la Segunda División se alcanzó por fin en la temporada 53-54, al derrotar al Orihuela en la promoción.
Siete campañas más tarde, Cuco también formaría parte del equipo que logró el primer ascenso en la historia del Tenerife a Primera División. Eran los últimos años de su carrera y a pesar de su progresivo paso de la titularidad al banquillo, siempre fue un referente importantísimo en el vestuario blanquiazul. Se mantuvo en el club aún en la temporada posterior del descenso a Segunda, para luego retirarse. El 26 de junio de 1966 sería homenajeado en el Heliodoro y condecorado con la medalla al Mérito Deportivo.
Juan Galarza y Luis Padilla cuentan en su libro El CD Tenerife en 366 historias uno de los capítulos más curiosos del devenir blanquiazul y que tuvo a Cuco como protagonista. Señalan que en un tiempo en el que el Tenerife siempre jugaba dos partidos seguidos como visitante durante sus desplazamientos a la Península, el entrenador Carlos Muñiz se encontró con más bajas de las habituales a la hora de afrontar el duelo ante el España de Tánger (22 de enero de 1956).
Isal, Ibáñez y Munné habían caído lesionados en la triunfal (3-2) batalla ante el Granada en el Heliodoro y no habían viajado. Por ello no estuvieron en la visita al Mestalla (1-1), en la que el cuadro blanquiazul arrancó un punto gracias a un tanto de Marroig… quien tuvo que abandonar la expedición para acudir al sepelio de su padre.
Como en aquel tiempo solo estaba permitida la sustitución del portero, viajaban doce jugadores: los titulares y el guardameta suplente. Y por ello se mandó llamar a Juan Padrón, que se incorporó a la expedición en Tánger… pero sin ficha federativa, olvidada en la Isla. Así que aquel 22 de enero de 1956, en la ciudad del protectorado español de Marruecos, el técnico blanquiazul alineó a García en la portería; Chicho, Pantaleón y Perla en defensa; Villar y Tosco en el mediocampo; con una delantera compuesta por Tomás, Julito, Antonio, Hernández… y Cuco de extremo izquierdo.
Lo curioso es que en aquel encuentro ante el España, Cuco cumplió con buena nota como punta y hasta pudo empatar en los minutos finales. Algún cronista incluso destaca “su brega constante”. Eso sí, el Tenerife no pudo evitar la derrota (1-0), tras un gol de Riffi en el minuto 63.