El extraordinario mediocentro brasileño rindió a un gran nivel en el CD Tenerife, y su contribución fue decisiva para el ascenso a la élite de 1989, y la posterior permanencia en la máxima categoría del fútbol español.
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La presencia en el CD Tenerife de Aguinaldo Roberto Gallon, Guina, (Ribeirão Preto, Brasil, 1958) aportó, por encima de todo, una referencia en la zona de creación hasta el punto de marcar una pequeña época, aunque todavía recordada 30 años después, como indiscutible medio de creación en el equipo blanquiazul.
Guina había llegado a España en la temporada 81-82, procedente del Vasco de Gama, y tuvo la curiosa oportunidad de participar en tres ascensos a Primera División, dos con el Real Murcia (82-83 y 85-86) y uno con el CD Tenerife (88-89). En todos ellos su papel fue determinante. De hecho, incluso, llegó a ser máximo goleador, al anotar ocho tantos en el primero de los ascensos pimentoneros.
Tras seis campañas en el equipo murciano y un paso fugaz por el Os Belenenses de Portugal, Guina fichó por el CD Tenerife en la temporada 87-88. A pesar de que por aquel entonces ya superaba la treintena, su aportación fue vital para que, durante el ejercicio siguiente, el representativo volviera a la élite 28 años después de su última, y única, comparecencia entre los mejores del fútbol español, hasta ese momento.
Autor de cuatro goles en su primera campaña como tinerfeñista, contribuyó con seis dianas en el curso del ascenso y con otros tantos en la siguiente temporada, ya en Primera División. Luego se marchó al Elche CF en el verano de 1990, donde colgó las botas un año después.
Siempre ejerciendo como extraordinario organizador, dotado técnicamente e inteligente en la elección del pase, Guina fue también un notable especialista en los lanzamientos a balón parado, con una pegada seca y precisa con la pierna derecha. Asistente de lujo, su conexión con Rommel Fernández todavía es recordada en el Heliodoro Rodríguez López, con centros precisos que acababan en gol del panameño.
Pese a llegar al CD Tenerife en la recta final de su carrera, de ahí que a veces se le acusara de moverse con lentitud, Guina suplía la falta de velocidad con una técnica y juego posicional muy pocas veces vistas en la Isla. Así tuvo la virtud de hacer todavía mejores a compañeros de línea como David Amaral, Luis Delgado o Víctor, jugadores protagonistas del CD Tenerife de Benito Joanet, que encontraron en el jugador paulista un maestro y un faro sobre el césped.
Con él como superlativo director de operaciones en el centro de la cancha, el CD Tenerife ascendió a Primera División y, un año después, también fue decisivo en el logro de la permanencia al derrotar al RC Deportivo en una promoción igualmente legendaria (0-0 y 0-1). No pudo irse de mejor manera.