El CD Tenerife abrillantó su expediente con dos participaciones inolvidables en los años noventa en la actual Europa League, la segunda a las puertas de llegar a la final continental
ACAN
A finales de los años ochenta, el CD Tenerife encadenaba casi cuatro décadas de presencia en las categorías nacionales y apenas podía presumir de un efímero (y entonces lejano) paso por la Primera División. Establecido en el segundo escalón del fútbol nacional, eran más habituales sus visitas a la categoría de bronce.
Sin embargo, tras su segundo ascenso a la élite en 1989, necesitó menos de un lustro de continuidad entre los grandes para clasificarse para una competición europea. Y tres años más tarde repitió aventura UEFA. En ambos casos, con resultados notables y una particularidad: en las ocho eliminatorias que disputó siempre ganó uno de los dos partidos.
El debut (1993-1994)
Emparejado con el glamuroso Mónaco, la descalificación del Marsella llevaría a los monegascos a la Liga de Campeones y al Tenerife a medirse al Auxerre. La cita dejó una heroica victoria en el Abbe Deschamps con dos jugadores menos, sin portero y un inmenso Felipe. Las rondas ante Olympiacos y Juventus también incluyeron momentos mágicos.
El Tenerife nunca definió un once titular en la Copa de la UEFA 93-94. La lesión de Agustín y la baja forma de Ochotorena hicieron que cada portero disputara una eliminatoria. Además, el club no inscribió a Percy Olivares a tiempo y Jorge Valdano –el técnico que había cambiado de aspiraciones a los blanquiazules– no encontró un lateral zurdo titular. Y finalmente, las sanciones le obligaron a competir mermado en la ida ante Olympiacos o en Turín, donde convocó a los únicos 14 jugadores que tenía disponibles.
Valdano exhibió numerosas variantes tácticas durante la primera aventura UEFA. Atrevido siempre, probó con Toño o Llorente como laterales zurdos, combinó múltiples parejas de delanteros, le dio recorrido a Conte en varias posiciones y hasta buscó una remontada imposible ante la Juve con el estilo Cruyff: tres defensas, Del Solar de ancla y cinco centrocampistas detrás de un punta móvil como Pinilla.
La segunda aventura (1996-1997)
El Tenerife firmó partidos colosales, jalonados de instantes irrepetibles: la remontada ante el Lazio en un Heliodoro entregado a la locura, la exhibición en De Kuip frente al Feyenoord, el gol de Antonio Mata al Brøndby en el Parken de Copenhague… Mermado, se despidió en Gelsenkirchen, sin ser inferior al Schalke 04, cuando acariciaba la final.
Jupp Heynckes, el entrenador blanquiazul entonces, hizo de las rotaciones un arte. Así, aquel euroTenerife tuvo cuatro jugadores imprescindibles (Ojeda, Chano, Jokanovic y Juanele), cinco elementos (Antonio Mata, César Gómez, Alexis, Pinilla y Felipe) que jugaron con mucha frecuencia y media docena larga de futbolistas, algunos muy polivalentes, que disfrutaron de minutos europeos: Ballesteros, Llorente, Motaung, Pablo Paz, Vivar Dorado, Neuville y Kodro. Y todos se sentían importantes.
Más allá de hacer una buena lectura de los partidos y un uso equilibrado de la plantilla con sus rotaciones, el técnico alemán ofreció variantes jugosas: salió con cuatro puntas ante el Maccabi, tiró de estatura con media docena de armarios para remontar ante el Lazio, goleó al Feyenoord a la contra con puntas móviles, supo jugar en inferioridad ante Brøndby o Schalke 04…