El CD Tenerife cumple este viernes, 30 de abril, sesenta años de su primer ascenso a la Primera División. Tal día como hoy de 1961, en Almendralejo (Badajoz), un empate sin goles en el campo del Extremadura abrió las puertas de la élite al equipo blanquiazul, ocho años después de su ingreso en las categorías nacionales.
El CD Tenerife consiguió el 30 de abril de 1961 el salto a la máxima categoría con un equipo titular de siete canarios que perfeccionó el sistema de fortaleza defensiva ideado por Heriberto Herrera.
Líder en 19 de las 30 jornadas. Encuadrado, como la UD Las Palmas, en el Grupo Sur, al Tenerife le costó siete jornadas colocarse como líder (tras un 0-0 en Jaén) y solo perdió esa condición cuatro semanas (entre la 16ª y la 20ª fecha) durante el resto de un campeonato en el que firmó 17 victorias, seis empates y solo siete derrotas (ninguna en el Heliodoro, donde hizo 29 de los 30 puntos posibles, un porcentaje de eficacia nunca superado).
Y equipo menos goleado. La solidez del Tenerife se basó en el concepto del fútbol que entendía Herrera —casi 90 partidos como defensa del Atlético de Madrid tras llegar a España de su Paraguay natal—, un técnico que había llegado la temporada anterior para sustituir en las once últimas jornadas a Vicente Gimeno. Salvó a los blanquiazules del riesgo de descenso (décimo de 16, tres puntos por encima de la zona roja) y ‘avisó’ de su método de trabajo —disciplina espartana y carga de entrenamiento grande— y de juego —mejor puerta a cero que muchos goles a favor— en una época en la que con esta receta se iba contracorriente. El resultado, además del ascenso, fue el premio como equipo menos goleado (solo 23 en 30 partidos) y la condición de Ñito como guardameta más eficaz (18 en 27 citas, con una media de 0,66 por partido).
Plantilla renovada. El Tenerife subió en el verano de 1960 al primer equipo a los tinerfeños José Juan —fijo más de medio campeonato, pese a sus 19 años—y Santiago González y firmó ocho incorporaciones extrainsulares, de las que rentabilizó con la titularidad las del defensa uruguayo Carlos Correa, el zaguero malagueño Gonzalo Borredá y el delantero guipuzcoano Eustaquio Zubillaga. Pese a las bajas de Tomás y Ramón Herrera, mantuvo a jugadores incorporados el curso anterior (Colo, Santos o Ñito) y a piezas ya fundamentales a aquellas alturas como Álvaro, Villar y Padrón.
La alineación mítica. De esa mezcla de veteranos, promesas y fichajes, en una época en la que los cambios no habían llegado al fútbol y solo se permitía el relevo del portero en los partidos, el valor del once inicial era máximo y Herrera, que arrancó en septiembre alineando a Santi; Colo, Jiménez, Álvaro; Arias, Vicedo; Domínguez, Santos, José Juan, Padrón y Julito, llegó a la penúltima fecha —primera oportunidad real para conseguir el ascenso— con la que pasaría a la memoria ‘birria’ como ‘titular’ de la temporada: Ñito; Colo, Correa, Álvaro; Villar, Borredá; Zubillaga, Santos, José Juan, Padrón y Domínguez. En realidad, este equipo solo se juntó en otros dos partidos (jornadas 20 y 21) de los 39 que entre Liga y Copa jugó el CD Tenerife aquel curso y pasó a la leyenda por ser el primero que se citó con la posibilidad del ascenso matemático.
Figuras a las puertas del éxito. De aquella mítica alineación da fe de su calidad, en cualquier caso, la trayectoria posterior de cuatro futbolistas que harían carrera destacada en Primera División: Ñito (Valencia, Granada y Murcia), Colo (Real Betis y Atlético de Madrid), Santos (uno de los ‘Cinco magníficos’ del Real Zaragoza, además de internacional absoluto) y José Juan (UD Las Palmas). Además, de la élite ya había participado, antes de fichar por el representativo, el delantero Eustaquio Zubillaga con 144 partidos y 26 goles entre la Real Sociedad y la UD Las Palmas. Y con menos presencias, el grancanario Paquillo y Borredá.
Ascenso demorado. La trayectoria de solvencia que acumulaban los blanquiazules le pudo asegurar el campeonato del Grupo Sur de la Segunda División —que daba el acceso directo a la élite— a tres jornadas del cierre del curso, pero la doble derrota frente al Hércules (1-0) y Mestalla (3-0) evitó el alirón anticipado. Una victoria en Alicante el 26 de marzo habría dejado a los blanquiazules con el ascenso en la mano ganando al filial valencianista el 9 de abril, pero no se dio ni lo uno ni lo otro.
En la penúltima jornada, tampoco. A la postre, los tropiezos en la comunidad valenciana obligaron a aplazar la resolución por dos veces. En la penúltima jornada (23 de abril), el Tenerife pudo ascender. Cumplió su parte del guion goleando (5-0) al Málaga con su once de gala y un ‘hat trick’ de José Juan. Pero la UD Las Palmas, que debía empatar en Ceuta para despejar el camino de su ‘eterno rival’, perdió 2-0.
Todo pendiente del acto final. El desenlace de esta historia con final feliz quedó a lo que diera la última jornada de Liga. Y lejos del Heliodoro, una circunstancia que volvería a darse en los otros tres ascensos a Primera División del CD Tenerife, siempre decididos lejos de la Isla. En Almendralejo, al equipo blanquiazul le bastaba el empate, pero el Extremadura estaba obligado a ganar para eludir un descenso al que le abocó el 0-0, fruto, una vez, de la ‘malla herreriana’ y la seguridad defensiva de su equipo.
Un solo gol del máximo goleador. Julio Alonso Arribas ‘Julito’ es, con 112 tantos, el máximo goleador de la historia blanquiazul en categorías nacionales, pero la campaña del ascenso a Primera División cogió al interior madrileño (1930-2013) en la curva descendente de su sobresaliente carrera en la Isla. Solo jugó catorce partidos (once de Liga y tres de Copa) y solo mojó una vez, en la victoria frente al Real Jaén (4-0) de la 22ª jornada.
El postre de la Copa. A aquel Tenerife ascensor le dieron las fuerzas, y la calidad, para firmar, ya acabada la Liga, una notable participación en el Campeonato de España (Copa del Generalísimo entonces). Después de resolver en octubre de 1960 una ronda previa en la que se deshizo de la UD Salamanca (1-1 fuera y 2-0 en el Estadio), en mayo se plantó en los cuartos de final tras eliminar a dos ‘Primeras’: antes el Elche (3-0 en casa y derrota 1-0 en Altabix) y luego el Zaragoza (1-0 en La Romareda, y doble 1-0 en el Heliodoro, cuando todavía se resolvían las eliminatorias con partidos de desempate).
Y un Atlético de Madrid intratable. Llegados a la antepenúltima ronda, el Tenerife se citó con un rival de mucho pedigrí, el Atlético de Madrid, que se impuso en el desaparecido Metropolitano 2-0 (goles de Adelardo y Chuzo) y empató 1-1 en el Heliodoro con un gol de Peiró (9’) compensado por el tanto de Borredá (77’). El equipo dirigido por José Luis Villalonga —el técnico que en 1964 llevaría a España a su primera Eurocopa— acabó por hacerse con la Copa de 1961 con una plantilla plagada de futuros mitos —Calleja, Vavá, Rivilla o Collar, además de los citados— de la historia colchonera.
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