Formó parte de una generación de talentosos futbolistas y, a decir de muchos que le vieron jugar, fue el mejor futbolista canario, pese a no triunfar fuera de las islas.
BOTA HELIODORO / ACAN
Bernardino Semán (Santa Cruz de Tenerife, 1910-1943) fue uno de los delanteros tinerfeños más importantes de todos los tiempos. Sin embargo, su fama no alcanzó trascendencia nacional. Ya fuera por la irrupción de la guerra civil en el momento más importante de su carrera o por su discutida forma física, lo cierto es que no pudo triunfar fuera de la Isla. Aun así, aquí sentó cátedra.
El fútbol tinerfeño de la primera mitad de siglo XX no puede concebirse sin un personaje tan importante como él. Tras jugar en las categorías inferiores del histórico Salamanca, Semán fichó por el CD Tenerife en 1928. En las filas blanquiazules suscitó la admiración de todos, siendo objeto de multitud de piropos por parte de los periódicos de la época, que se deshacían en halagos por su rapidez y elegancia como ariete.
Fichó por el FC Barcelona, aunque no llegó a disputar encuentros oficiales con la casaca azulgrana. También lo intentaría en el RCD Espanyol durante la campaña 39/40. Allí coincidió con su paisano Gabriel Jorge. Sin embargo, tampoco hizo carrera como perico y regresó al CD Tenerife, donde jugó hasta su retirada.
Aunque fallecería muy joven, debido a una enfermedad respiratoria que le obligó a vivir sus últimos años en el norte de la Isla, Semán fue un puntal de los primeros pasos del fútbol insular. Además de su brillante aportación como futbolista, también fundó el Catalunya, equipo que luego se fusionaría con el Salamanca para dar origen al Price.
Semán regaló tardes de felicidad a la hinchada blanquiazul con su fútbol alegre y creativo. Fue un jugador de mucho gol, aunque su talón de Aquiles fuera siempre su condición física. Parte fundamental del CD Tenerife de la II República, contribuyó con su fútbol a la pugna de los blanquiazules por la hegemonía insular de le época frente a otras escuadras históricas como el Iberia o el Real Hespérides.
Muchos de quienes lo vieron jugar —y también a coetáneos suyos como Arocha, Padrón, Chicote, Cárdenes, Arencibia, Gabriel Jorge, Marrero, Paco Campos, Silva o Molowny, todos ellos leyendas del fútbol español— aseguraron, en su día, que Bernardino Semán fue el mejor futbolista que jamás dio Canarias. Eso explicaría que, en su entierro, miles de personas acompañaran su féretro, cubierto con una bandera del CD Tenerife, por las calles de Santa Cruz, una de las cuales —adyacente al Heliodoro Rodríguez López— recuerda su figura.